En un mundo donde la población sigue creciendo y con ello el consumo y la producción de residuos orgánicos e inorgánicos (“basura”), es apremiante que las personas tengan mayor conocimiento y herramientas para promover la gestión de residuos y la sostenibilidad ambiental.
En este pequeño artículo explicaremos dos de las diversas alternativas que la población y la industria han ideado para la gestión de residuos y sostenibilidad ambiental; enfocándonos principalmente en explicar el objetivo y diferencias entre el modelo de chatarrería y el de economía circular que manejan algunos negocios y empresas.
Para ello haremos un breve recorrido presentando las definiciones de las palabras chatarra y circularidad. Enseguida, resaltaremos los objetivos y el núcleo de cada modelo de negocio, luego haremos referencia a sus procesos e impacto ambiental y, por último, relacionaremos algunos ejemplos concretos de los modelos de gestión de residuos y sostenibilidad ambiental.
La palabra Chatarra proviene del vasco “txatarra” “lo viejo”. El diccionario de la Real Academia Española sugiere que la palabra es usada para designar algo que es de muy baja calidad y que tiene poco valor. Así mismo, indica que está relacionado con la escoria que deja el mineral de hierro o, con el conjunto de máquinas o aparatos viejos que ya no funcionan o a los cuales se les otorga escaso valor económico.
Por su parte, la palabra economía circular o “circularidad” proviene del talín “circulāris” y hace referencia a algo que tiene forma de circulo, así como a procesos que son cerrados o que terminan donde empiezan. La circularidad emerge en los años 70 como alternativa a la economía lineal, es decir, a aquella que propone el uso de materias primas para producir un objeto, que se va a consumir y desechar en los basureros o vertederos de las ciudades. Así, la circularidad promueve un ciclo cerrado donde el producto NO es desechado, sino reutilizado a través de su rediseño, reparación y reintegración en la economía, lo cual implica una prolongación de su vida útil.
En ese orden de ideas, mientas el objetivo de una chatarrería es la recolección y venta de materiales reciclables, principalmente de metales; las empresas cuyo modelo es el de la economía circular buscan recuperar amplios y diversos materiales proponiendo el rediseño, reparación y reintegración de los mismos. En ese sentido, las chatarrerías compran y venden chatarra, así como dependen de los precios que otorgue el mercado para la comercialización del aluminio, cobre, hierro, entre otros. Entre tanto, las empresas circulares comercializan diversos materiales nuevos o usados reescribiendo sobre estos nuevos diseños, reparación, refabricación, reutilización de tal manera que se evite al máximo su desmembramiento y disposición final.
Los procesos de gestión de residuos y sostenibilidad ambiental en las chatarrerías implican la clasificación, limpieza y, en algunos casos, la trituración de materiales como el cobre, aluminio, hierro, bronce, plástico, vidrio, papel etc. Por su parte, en las empresas cuyo modelo es el de circularidad se identifica la oportunidad que el bien o material tiene para ser rediseñado, reparado, incluyendo el uso de tecnologías innovadoras y diseño sostenible. En este ultimo proceso es frecuente invertir en investigación, profesionales y herramientas que permitan encontrar nuevas formas de reutilizar los materiales.
En ambos procesos la contribución ambiental es notoria y destacable. Mientras que las chatarrerías favorecen la reducción de residuos y valoran el trabajo de las personas que realizan el proceso de reciclaje; en las empresas circulares existe un impacto ambiental a largo plazo en la medida que se evita producir nuevamente el bien lo cual se traduce en ahorro de agua, luz, materias primas, mano de obra y reducción de la huella de carbono. Adicionalmente, en este tipo de empresas se parte de la idea y manejo de condiciones laborales justas, es decir, donde se reconoce el conocimiento de los profesionales y se tienen normas de seguridad y salud en el trabajo.
En Colombia las chatarrerías más conocidas por sus procesos de reciclaje de metales y capacidad operativa son: Chatarrería Nacional S.A.S. ubicada en Bogotá; Reciclados Industriales S.A.S. ubicada en Medellín; Chatarrería El Progreso ubicada en Cali; Recuperadora de Metales de Occidente S.A.S. ubicada en Bucaramanga, Chatarrería La Roca ubicada en Barranquilla, entre otras.
Con respecto a las empresas circulares encontramos a Ecopazifico con sede principal en Cali se dedicada a la recolección de plásticos para elaborar productos nuevos. La empresa Grün, ubicada en Bogotá fabrica empaques, agendas, lápices a partir de plástico, cartón, compostaje, etc.; la Ladrillera Santa Fé ubicada en Bogotá, fabrica ladrillos a partir de escombros o residuos de construcción, Empresa Sempiterna La Vid, restaura, reacondiciona y remanufactura maquinaria industrial o improductiva para reintegrarla en los sectores que la necesitan a bajo costo.